domingo, 23 de septiembre de 2012

Comentario editorial del 23-09-12

 

COMENTARIO EDITORIAL DEL 23-09-12

La semana: pues como siempre de todo un poco y hablando de lo que se viene haciendo desde hace meses, el paro sigue creciendo, la prima de riesgo alta, si la comparamos con los países de la primera línea europea, la bolsa con sobresaltos, el rescate económico está  en el horizonte, pagamos más impuestos, como después comentaremos y en el plano político hay una especie de escaramuzas que resultan empalagosas, los catalanes quieren ser independientes, la verdad que no sé porque no hacen un referéndum y se independizan de una vez y dejan de dar la lata, la ETA sigue haciendo lo que le dala gana y en el horizonte tenemos unas elecciones en Galicia  y en el País Vasco, que después de todos los perdones, que tanto el Gobierno de Zapatero como el de Rajoy dieron a la ETA, su formación política puede tener una alta representación en el parlamento Vasco, como las tiene en muchos ayuntamientos.

Esta semana hemos tenido la noticia de la muerte a sus 97 años de Santiago Carrillo. Hijo el socialista histórico  Wenceslao Carrillo, gran amigo de Largo Caballero, desde principio el joven Carrillo se escoró sobre el sector Bolchevique del partido socialista sumándose al alzamiento armado que este partido unido a los   nacionalistas catalanes lanzó contra el gobierno de la república en octubre de 1.934, sin olvidar que de Santiago Carrillo dirían sus propios compañeros, que vivió aquella historia con una descomposición intestinal. Lo cierto es que no empuñó un arma y ya en la prisión se radicalizó todavía más. En libertad tras la victoria del frente Popular en febrero del 36, Carrillo se convirtió en un submarino a las órdenes de Stalin que unificó las juventudes socialistas y comunistas bajo el control de Moscú. Al estallar la guerra, quizás por miedo a ser movilizado o porque los militares triunfasen en las primeras semanas después del alzamiento, lo cierto es Carrillo tardó en dejarse ver, eso sí, como dijeron algunos de sus compañeros, a lo largo de la guerra no se  le vio por ningún frente. Sin embargo y convertido ya en comunista, Carrillo supo hacerse con el Consejo de la Junta de Defensa de Madrid que controlaba el orden. El 8 de noviembre de 1.936 Santiago Carrillo y Dolores Ibarruri, La Pasionaria, intervinieron en un mitin en el monumental cinema de Madrid  con un mensaje revelador que afirmaba literalmente: A la quinta columna, de la que quedan rastros en Madrid se debe de exterminar en un plazo de horas. No se trataba de ninguna exageración. Aquella madrugada del día 8, había tenido lugar la segunda saca de la cárcel modelo de Madrid: primero se privó a los detenidos de todos sus objetos personales, a continuación se procedió a atarlos con bramante y luego se les subió en vehículos cuyo destino era una población madrileña llamada Paracuellos, una vez allí, fueron ametrallados en masa y arrojados a gigantescas fosas comunes que se escavaran con antelación, dos días después, el consejillo de orden público celebró una sesión en la que se informó puntualmente de las matanzas masivas realizadas por las Fuerzas del Frente Popular en Torrejón de Ardoz y Paracullos, al día siguiente, Santiago Carrillo, Consejero de Orden Público vio confirmada su autoridad sobre el traslado de presos    por parte de la Junta de Defensa de Madrid. Con cinco mil hombres a sus órdenes Carrillo siguió llevando a cabo las tareas de represión, alabadas por los agentes  de Stalin en España por aquellos fusilamientos masivos. Cuando estos terminaron a finales de Noviembre de 1.936 habían sido asesinadas en Paracuellos unas cinco mil personas de las que más de cuatro mil fueron identificadas, de los asesinados un 20% eran menores de edad, muchos de estos tenían como único delito el ser niños que habían suspendido el curso en un colegio religioso y al tener que quedarse a estudiar en el centro durante el verano habían sido detenidos y encarcelados, tampoco faltaros los ancianos inofensivos como el dramaturgo Pedro Muñoz Seca entre otros. Al terminar la guerra, Santiago Carrillo escribió una carta memorable a su padre Wenceslao, que fue uno de los alzados contra Negrín en el golpe de estado de Casado, como alguna vez hemos comentado, renegando de su condición de hijo y afirmando que lo mataría de estar en su mano, su padre lo disculpó atribuyendo la responsabilidad de aquella degeneración, moral y antinatural a Stalin que fue el que marcó a Santiago Carrillo. Esto es solo un breve epígrafe, que ni mucho menos es el más macabro de un Santiago Carrillo que los últimos años de su vida se dedicó a dar clases de ética en una cadena de radio en España.

Por otro lado esta semana nos ha cogido de sorpresa la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, esta mujer que en las últimas elecciones ganó con una holgada mayoría hizo de esta Comunidad una de las más prósperas de España. Y lo hizo  aplicando las viejas y eficaces recetas liberales y lo haría como los liberales de verdad, es decir, sin complejos y riéndose del raquitismo intelectual de la izquierda. Evidentemente los progres siempre la odiaron, claro que no podía ser menos, sobre todo los que se creen que tienen el monopolio de la cultura, eso sí con subvenciones. Sin embargo  Esperanza Aguirre les plantaba cara con la fuerza que sólo proporciona la convicción. Enfermos de complejo de superioridad, Esperanza dejó de manifiesto que nadie como ella había gobernado Madrid y colocó a la Comunidad a la cabeza de España. Podían decir lo que quisieran  de ella pero en medio de la crisis, Esperanza no recortó servicios, logró que la economía creciera e incluso que se creara empleo, no endeudó a la comunidad a semejanza de otros compañeros de partido como Camps en la Comunidad Valenciana o Gallardón en el Ayuntamiento de Madrid y dejó de manifiesto que para gobernar bien no hay que ser un bocazas e ir de víctima  al estilo de Arzallus, de Pujol o de Mas. Paralelamente a esto Esperanza Aguirre se atrevió a decir lo que nadie quería decir, es decir,  que los liberados sindicales no podían seguir viviendo a costa del contribuyente, que el estado actual de las autonomías no es sostenible o que había que devolver competencias al poder central. Evidentemente  era la única que se atrevía a decir las verdades, precisamente muchos de sus seguidores del partido se llevaron una decepción  cuando decidió no dar un paso adelante en el congreso de Valencia lo que  permitió que Mariano Rajoy hiciera del PP lo que es ahora, es decir, un amasijo incapaz de sacarnos de la crisis, incapaz de plantar cara a nacionalismos que además de periféricos son criminales y de dar la batalla a una izquierda cada vez más descerebrada.

García MOLINA

 

 

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