domingo, 18 de enero de 2015

comentario editorial del 18-01-15

COMENTARIO EDITORIAL DEL 18-01-15

La semana: pues como siempre hemos tenido de todo un poco, la hemos comenzado con la resaca de los atentados de París, donde los franceses volvieron a ser eficaces, aunque eso sí el cáncer no lo tienen extirpado ni ellos ni ningún país occidental.  La continuamos con la fecha de unas nuevas elecciones para  Cataluña, que siguen buscando el camino de una independencia ante la pasividad del Gobierno. Hemos conocido las peticiones de las fiscales anticorrupción  que llevan el caso Gürtel de 42 años de cárcel para Luis Bárcenas, 110 para Francisco Correa y pide mantener en el proceso al PP y a la exministra Mato por lucrarse de los beneficios de la trama. La verdad que me parece fantástico lo que pide la fiscalía, aunque tiene que ser el juez el que al final juzgue, que eso va ser otra historia, pero si se dicta una sentencia y estas fiscales tienen razón,  que no salgan de la cárcel hasta que devuelvan el último céntimo robado. También espero haga lo mismo con casos de robo como pueden ser los Puyol, los ERES, entre otros muchos robos,  y no quedar sobreseído como el que hizo la trama en la gasolinera de Guiteriz, es decir, José Blanco.

También el Papa ha tenido su momento de gloria, además desde las alturas,  en sus palabras, que muchos medios de comunicación denominaron como "la pastoral del avión" el Papa micrófono en mano defendió la libertar de expresión y la de culto, trazó fronteras entre unas y otras, olvidó la libertad a secas  y acuño expresiones "No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. No se puede". La verdad que me da la sensación de que están todos, me abstengo la palabra. El Papa, gobernantes, los ministros, algunos medios de comunicación. Yo entiendo que haya que ser prudente, pero no he visto reacciones enérgicas, ni medidas de presión cada vez que esos sarracenos atacan al cristianismo, es más parece que lo están justificando, como hizo el Papa.

Por  otro lado esta semana hemos tenido la noticia de la muerte del terrorista  Bolinaga, empapado de nacionalismo, Bolinaga no tuvo reparo alguno, no solo a la hora de secuestrar y torturar durante casi dos años a un inocente funcionario de prisiones llamado Ortega Lara, sino que la de arrancar la vida a sus semejantes. Durante todos estos años, Bolinaga no mostró el menor arrepentimiento, el menor pesar, el menor dolor por las vidas que había segado, o por la tortura cruel a la que sometió a Ortega Lara. A pesar de esa conducta tan descerebrada Bolinaga recibió el apoyo de los nacionalistas, de jueces como Baltasar Garzón y de algunos medios de comunicación que mostraron más piedad hacia el asesino y el torturador que hacia sus víctimas. En un momento determinado fue puesto en libertad, porque supuestamente no llegaría a vivir más allá de la primavera de 2013.

El caso de Bolinaga, pone de manifiesto, como en otros casos semejantes, hasta qué punto el nacionalismo puede convertir a seres humanos en auténticas bestias. Hasta qué punto ese proceso ha sido respaldado por instancias políticas, mediáticas e incluso religiosas y, hasta qué punto las víctimas han sido las grandes abandonadas, un caso que no fue excepcional sino habitual.

Por fin hace unos días Bolinaga ha comparecido ante el Juez Supremo, ante ese Juez, no podrá alegar que la raza vasca es superior, que los seres humanos pueden ser secuestrados, torturados y asesinados, porque así lo exige el nacionalismo, o que cuenta con influencias para no tener que enfrentarse con un castigo justo. A esa Justicia Divina, ha sido la última instancia a la que han podido alegar las víctimas del terrorismo, convertidas en moneda miserable de cambio, por casi todos los Gobiernos de España.

García MOLINA

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