lunes, 28 de noviembre de 2016

Comentario editorial del 27-11-16

COMENTARIO EDITORIAL DEL 27-11-16

La semana: pues como siempre hemos tenido de todo un poco, aunque desde ayer por la mañana lo que acaparó a la información fue el fallecimiento del dictador cubano Fidel Castro. Un Fidel Castro que cuando llegó al poder prometió libertades a los cubanos,  pero los traicionó y calcó el modelo soviético de gobierno. Fidel acabó con uno de los países más prósperos de América Latina y diezmó y dispersó a la clase empresarial, pulverizando el aparato productivo. Tres generaciones de cubanos no han conocido otros gobernantes durante cincuenta y tantos años de partido único y de terror. Extendió la educación pública y la salud, pero ese dato lo incrimina aún más. Confirma el fracaso de un sistema con mucha gente educada y saludable incapaz de producir, hambrienta y entristecida por no poder vivir siquiera como clase media, lo que los precipita a las balsas.  Fidel fusiló a miles de adversarios. Mantuvo en las cárceles a decenas de miles de presos políticos durante muchos años. Persiguió y acosó a los homosexuales, a los cultivadores del jazz o el rock, a los jóvenes de pelo largo, a quienes escuchaban emisoras extranjeras o leían libros prohibidos. Impuso un macho feroz y rural como estereotipo revolucionario.  De ahí que el  20% de la sociedad acabase exiliada.  Fidel creó una sociedad coral dedicada públicamente a las alabanzas del Jefe y de su régimen. Por su enfermiza búsqueda de protagonismo, miles de soldados cubanos resultaron muertos en guerras y guerrillas extranjeras dedicadas a crear paraísos estalinistas o a destruir democracias como la uruguaya, la venezolana o la peruana de los años sesenta.  Fidel Castro carecía de escrúpulos políticos. Se alió a Corea del Norte y a la teocracia iraní. Apoyó la invasión soviética a Checoslovaquia. Defendió a los gorilas argentinos en los foros internacionales. El 90% de su tiempo lo dedicó a jugar a la revolución planetaria.  Fidel deja un país mucho peor del que lo recibió como a un héroe.  No es de extrañar que los exiliados en Miami, al enterarse de su muerte brindasen con champan gritando “Cuba libre” y “libertad libertad”. Como dicen algunos de los exiliados, “es triste que uno se alegre de la muerte de una persona”, pero esa persona, nunca debió de hacer nacido.

Aquí en España la noticia que acaparó los medios de comunicación fue la muerte de la ex -alcaldesa de Valencia Rita Barberá, que según hemos sabido murió prácticamente liquidada, por su partido. Pero capítulo  aparte merece el comportamiento, indigno, lamentable y vomitivo de Podemos  en el Congreso. Trasladando al hemiciclo la conducta repugnante a la que por desgracia ya nos están acostumbrando las redes sociales –y que por supuesto se ha vuelto a repetir- Pablo Iglesias y los suyos han demostrado no sólo que su odio es tan grande como para perseguir a un rival político más allá de la muerte, sino que son incapaces de distinguir la política de los mínimos gestos de humanidad que alguien como Rita Barberá merecía, estuviese imputada o no.

Pero para aquellos que no dudan en homenajear a dictadores genocidas siempre que sean de extrema izquierda, desde Chávez  hasta Lenin pasando por el Che Guevara;  para los que en esa misma cámara piden la libertad de delincuentes violentos como Bódalo;  para los que no tienen ningún reparo en compadrear con terroristas condenados, guardar un minuto de silencio por una alcaldesa democrática era demasiado, era desperdiciar la oportunidad de otro gesto propagandístico que ellos creen que puede acercarles un milímetro más al poder. Eso es lo único que de verdad les importa. Y no la corrupción, ni  la limpieza de las instituciones ni por supuesto los problemas de la gente.

García MOLINA


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