Comentario editorial del 01-01-17

COMENTARIO EDITORIAL DEL 01-01-17

La semana: pues como  el que no está de vacaciones está regresando de ellas,  poca o nula actividad hemos tenido en el plano político. Pero si hacemos una mirada hacia atrás de lo que acaparó la atención en los diferentes medios de comunicación en el 2016, al margen de estar 10 meses sin gobierno, o mejor dicho con un gobierno en funciones, que al final  lo mismo me da que me da lo mismo, o ese enfrentamiento político que últimamente está llevando a Podemos a quedar partido por la mitad, creo que otro de los aspectos del año fue la labor del asturiano Javier Fernández  al frente  de la Comisión Gestora socialista, y que es todo un acontecimiento político y por lo tanto  digno de ser comentado. Desde mi modesto entender una Gestora es una tabla, en este caso,  para salvar del naufragio a un partido histórico, pero eso no es nada, si el que la controla no tiene la cabeza fría para dirigirla. Una gestora es poca cosa sin una inmensa capacidad de invención política por parte de quien la preside. A la vista de todos está el sentido común, que no es otra cosa que potenciar todos los vínculos que mantienen juntos y unidos a un partido dentro de una nación. La política, sí, son las instituciones de gobierno, pero sin ese punto de vista político, es decir, el  vínculo activo de unión, no hay posibilidad de funcionamiento normal de las instituciones. Eso es lo nuevo que ha traído Javier Fernández. Ha desbloqueado por completo lo que tenían cerrado a cal y canto los antiguos responsables del PSOE, es decir,  el sentido político. Y digo esto porque si las medidas que ha pactado la Gestora del PSOE con el PP son tan relevantes y determinantes para el futuro político español que solo basta un poco de sentido común, ese es el que está demostrando con creces Fernández, para sacar al PSOE del ensimismamiento y la podemización. Si eso es así debemos de agradecérselo a  Javier Fernández porque ha conseguido tres cosas decisivas para la nación: detener la autodestrucción del PSOE, iniciar el camino de la recomposición de un partido con fuertes señas de identidad política y, sobre todo, darle continuidad a la propia política nacional. Un trabajo bien hecho que hay que felicitar.

García Molina