domingo, 19 de febrero de 2017

Comentario editorial

COMENTARIO EDITORIAL DEL 19-02-17

La semana: pues como siempre hemos tenido de todo un poco, aunque la noticia estrella fue la sentencia del caso Noos, una sentencia que, particularmente, no me sorprende entre otras cosas, porque ya lo había adelantado Mariano Rajoy en un programa de Antena 3 TV, cuando dijo: "a la infanta de irán bien las cosas".

Tres años después de ese profético vaticinio, la Audiencia Provincial de Palma absuelve a la infanta Cristina al considerar que no fue cooperadora de dos delitos fiscales cometidos por su marido en los años 2007 y 2008. Y solo tendrá que pagar una sanción por lucrarse de ese chiringuito que montó su marido  y el socio para enriquecerse,  a costa del bolsillo de los contribuyentes, con la debida complicidad de políticos y organismos públicos.

La lamentable manipulación y los tejemanejes que ha protagonizado el poder político durante estos últimos años para que la balanza de la Justicia se incline a favor de la infanta, aún a costa de pervertir el sagrado principio de igualdad ante la ley, resulta lamentable e impropio de un Estado de Derecho que sea merecedor de tal calificativo.

Desde el minuto uno, se presionó e intrigó para retorcer la normativa e ignorar la jurisprudencia. Desde el Fiscal anticorrupción hasta el Ministerio de Hacienda se agotaron todos los recursos para que la infanta no se sentase en el banquillo, solo la obcecación del Juez Instructor del caso, fue lo  que llevó a la infanta a pasar por ese mal trago, como digo, en contra de la voluntad de la Fiscalía, de Hacienda y del Gobierno.

¿y cuál fue la  clave para la absolución final? que ella confiaba plenamente en su marido y su profundo enamoramiento  le cegaba su visión y nublaba su conciencia ante la carrera de delincuente  que decidió emprender su marido aprovechándose de la privilegiada posición que ostentaba su familia política. Salvo en España, a partir de esta sentencia, no se conoce Estado de Derecho en el que estar enamorado sea un eximente cuando se comete un delito o, todavía menos, que anule la responsabilidad penal derivada de dicho acto.

La Corona será sin duda, la mayor perjudicada de la operación político-judicial que orquestaron PP y PSOE para contentar al Rey emérito. Los partidos políticos, lejos de defender el buen funcionamiento de las instituciones y el Estado de Derecho, se han comportado como cortesanos con el único afán de agradar al anterior Rey.

Resulta dramático y bochornoso que las únicas críticas que escuchan estos días  los ciudadanos españoles a este enjuague, vengan de tipejos como los republicanos de Cataluña o los podemitas, cuyo único objetivo es destruir la Nación y las instituciones democráticas. Mientras los partidos que dicen defender el Estado de Derecho PP, PSOE y, lamentablemente, también Ciudadanos tratan a los españoles como si fuésemos tontos, haciéndonos  comulgar con ruedas de molino que ni ellos mismos se creen.

Lo que ha fallado no es la monarquía, sino los partidos políticos, el Gobierno y el Poder Judicial, que son la misma cosa y ese es precisamente el problema. Mientras no se aborden las reformas que nos devuelvan la separación de poderes y la independencia judicial, desaparecidas desde 1985, en España el Estado de Derecho no será más que una ilusión.

García MOLINA


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