domingo, 3 de marzo de 2019

Comentario editorial del 03-03-19

COMENTARIO EDITORIAL DEL 03-03-19

La semana: como siempre hemos tenido noticias de todo tipo, en   el Tribunal Supremo sigue el juicio contra los golpistas catalanes,  donde esta semana declararon Rajoy, Soraya, Rufian,  y demás, en fin que cada uno contó su historia según le convenía, pero en algunos casos, poco se acercaba a la realidad. Digo esto porque de los 90 policías y guardias civiles heridos por los pacíficos manifestante independentistas, nadie habla. Yo me pregunto: ¿Cómo es posible que lo independentistas tengan ganada la batalla del relato sin hablar de los 90 agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado que fueron agredidos el día 1 de Octubre de 2017 en Cataluña?

Por otro lado este viernes el Gobierno de Sánchez arrancó su particular campaña electoral  haciendo un uso abusivo e ilegítimo del decreto ley en el último Consejo de Ministros ordinario de la presente legislatura, previa disolución de las Cortes. Entre otras cosas el Gobierno aprobó los permisos de paternidad a un total de 16 semanas para equipararlos de forma progresiva con los de la madre, pero fijando un plazo mínimo obligatorio de seis semanas tras el nacimiento para que los dos miembros de la pareja cuiden de su hijo a la vez. Es decir, el Estado obliga a los padres a dejar de trabajar por ley, lo cual, por mucho que se quiera decir que esto es fabuloso, constituye un ataque directo a los derechos fundamentales del individuo. Los políticos están para administrar los asuntos públicos, no la vida privada de las personas, y aún menos para imponer vía decreto el reparto de tareas y horarios que estipule libremente cada familia en función de los deseos de uno u otro partido. La igualdad real entre hombres y mujeres que tan insistentemente persigue la izquierda no es más que pura ingeniería social, uno de los muchos reflejos del nefasto totalitarismo de antaño, cuya única finalidad es moldear las personas a imagen y semejanza de una determinada ideología política.

Al PSOE no le importa nada el bienestar de la madre, y aún menos del niño, sino transmitir esa ansiada imagen de igualdad de sexos mediante la imposición de una baja obligatoria por parte de ambos. Ni padre ni madre pueden trabajar, con independencia de lo que piensen o de sus particulares circunstancias. El Gobierno bien podría haber elevado a un total de 32 semanas el citado permiso y que los padres se lo repartieran como quisieran, pero no, aquí lo único que importa es la absurda igualdad real que pretende imponer por la fuerza la ideología de género.

García MOLINA


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