domingo, 31 de marzo de 2019

Comentario editorial del 31-03-19

COMENTARIO EDIRORIAL DEL 31-03-19

La semana: Como siempre hemos tenido de todo, de forma especial en el plano político donde todos los partidos  están presentando  sus candidaturas y sus programas electorales. Llama la atención el de Pedro Sánchez haciendo una campaña electoral muy parecida a la de Zapatero en 2008, es decir, disparar el gasto público con coartadas sociales, fomentar el empleo temporal a través de más inversión pública, alardear de una moderación desmentida  por sus hechos, aquello que Zapatero llamaba talante, ¿recuerdan? Y guarda un silencio sepulcral con uno de los principales problemas que tiene este país que es el desafío independentista de Cataluña, y todas las hipotecas territoriales que tiene contraídas con el separatismo si quiere mantenerse en el poder, eso lo oculta Sánchez, como lo ocultó Zapatero, es decir, no dice la verdad a los ciudadanos.

En otro orden, el cabreo venía esta semana del otro lado del Atlántico: El presidente mexicano; aunque hable en español, aunque profese la religión que los españoles propagaron por América y aunque tenga una noción de los derechos humanos que los mexicanos deben, ciertamente, a esa civilización cristiana que los españoles llevaron a esas tierras, ni España, ni su Rey ni el Papa son culpables de que los mexicanos tengan un presidente tan impresentable como para demandar a Felipe VI y al obispo de Roma que "pidan perdón a los pueblos originarios de México por las violaciones a las que ahora se conoce como derechos humanos". Al fin y al cabo, son los mexicanos, y no los españoles, los que han encumbrado a semejarte zascandil, que, además de despreciar el inmenso legado dejado por los españoles en América –en el que se incluye la creación del propio Estado mexicano-, pretende ignorar que en su país los descendientes de aquellos conquistadores no son españoles sino, precisamente, mexicanos.

Tanto historiadores como políticos reaccionaron a las infames palabras de un sujeto indigno del cargo que ostenta. Porque aun, aunque no sea comparable la depredadora invasión francesa de España, la contribución al progreso material, cultural, civilizador y espiritual que los conquistadores españoles llevaron a cabo en México, las palabras de López Obrador, merecen algo más que un sucinto: "el Rey no tiene que pedir perdón a ningún país".

Pero claro, antes decía de la reacción de políticos e historiadores, menos Podemos, que ya sabemos que está en contra de  España, no solo ha no ha dudado de lamber las botas al mandatario mexicano, sino que se ha despachado con la promesa de que: "Si gobierna Podemos, habrá un proceso de recuperación de la memoria democrática y colonial que restaure a las víctimas"

A la vista de esto podríamos decir que en Podemos, la insensatez, la desinformación y la falta del sentido de ridículo no son patrimonio exclusivo de su referente mexicano. Pero eso tampoco es culpa  ni del Rey ni del Papa.

García MOLINA


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